En las 3 revistas vertimos opiniones personales -y textos e imágenes de autores afines tomados de la red- desde la crítica del arte y el periodismo cultural, sobre la creación artística, las instituciones culturales y la diversidad de públicos. "El arte no es un conjunto de reglas, sino una sucesión de caprichos"(Rubén Darío). Para agrandar imágenes, da clik sobre la imagen, o doble clik para agrandar aún más. Otro para regresar al tamaño inicial. FERNANDO ANDRADE CANCINO
a fondo: semanario electrónico.
viernes, 25 de febrero de 2011
miércoles, 2 de febrero de 2011
A LA MUELA: GRACIAS POR SUS COMENTS, F.A.C.
Fernando Andrade Cancino
La Muela
Por Servando Gamma
Difícil de entender los movimientos que ha estado haciendo desde su llegada la directora del Instituto de Cultura del Estado (ICED), por una parte, renuncia a varias personas que considera no hacen falta en el instituto, aunque a decir de todos los consultados, si eran necesarios, a otros los congela, como es el caso de la encargada de las compras, la señora Palencia, a quién sus compañeros y compañeras le llaman de cariño: “Teté”, quién con toda diligencia hacía su trabajo callada y eficientemente, sin motivo alguno el contador Tinoco (ahora lo conocen como el “miniverdugo Tinoco, ya que Corín ahí lo llevó para “ajusticiar” a algunos y no tener ella que dar la cara y seguir cargando su imagen de buena gente), ahora la tienen sin hacer nada, esperando a ver qué se les ocurre o bien darle su liquidación, que por los años laborados sería buen dinerito y ahí es donde está el detalle, no quieren pagar. Así como este caso hay otros similares y la explicación quizá sería quitar a este para meter a esta, sin embargo, las oficinas del ICED se siguen llenando de gente que llega a hacer lo que ya se está haciendo o peor, a no hacer nada, como es el caso, otra vez, del contador Tinoco, quién después de haber estado en la oficina más importante después de la dirección general, la de la administración del dinero, a la llegada de la contadora Verónica Karina Pérez García, enviada del gobierno del estado, primer golpe para Corín ya que no pudo sostener a su contador estrella el “miniverdugo” Tinoco, que fue a dar al “tiradero”, así le dicen al departamento de Vinculación en donde despacha Víctor “El Bigotes” Martínez, otro descubrimiento de la directora y cantante; ahora Tinoco parece fantasma en la casona de narco donde se encuentra el ICED, sin empacho, anda deambulando por todos los departamentos sin oficio ni beneficio cargando su mala fama, todos lo ven con desconfianza sabiendo que es gente muy cercana a la dirección. Otros cambios son la llegada de más gente, el gordito llavero Miguel Ángel Ortiz, como secretario particular, del cual ya hemos hablado en anteriores ocasiones en esta columna, además de él, hay otras personas que tienen el mismo cargo: “secretarias particulares”, entre las que se cuenta a una sobrina de Corín. El arribo del ingeniero Enrique Escajeda, también enviado del gobierno del estado, yo diría que desde muy arriba, solo ha servido para incomodar a la directora quién pensaba (ilusa) que iba a manejarse a sus anchas, resulta que estas personas enviadas por el gobierno del estado son, por decirlo de alguna manera, los ojos y los oídos del contador Jorge Herrera Caldera, a quién le interesa mucho que las instituciones marchen bien y que los dineros se administren adecuadamente, que nadie se despache con la cuchara grande, como ya sucedió en el pasado inmediato, que los recursos humanos cumplan con su cometido y aquí es donde surgen las preguntas: ¿Qué llegó a hacer tanta gente si ya el ICED estaba caminando si no de manera excelente si de manera óptima?, ¿Por qué duplicar funciones si se dice que no hay dinero?, ¿acaso los nuevos lo están haciendo gratis? y ¿por qué la directora no delega funciones?, ¿acaso le teme a algo o a alguien? Por más que han hecho todo por minimizar las tareas de Escajeda y de no darle su lugar como lo que es: subdirector del ICED, lo tienen haciendo cosas inicuas con objetivos imprecisos y hasta aberrantes, nada que ver con las verdaderas soluciones a tanto problema que el ICED enfrenta, sobre todo en sus instituciones que son el sustento del mismo, la más reciente adquisición de Corín, ¿o también se la mandaron del gobierno del estado?, es la comunicadora Lorena Portillo Rojas, quién llega como jefa del departamento de Comunicación Social, el cual ni existía ya que dicha tarea se realizaba con bastante eficiencia por la gente al mando de Víctor Hugo Galván y que era Lily de la Cruz, quién hacía esa labor, también con diligencia y eficacia, como podemos darnos cuenta, hay muchas cosas que no cuadran en el ICED, sobre todo cuando se dice que no hay dinero para la actividad cultural y los trabajadores del instituto no se explican cómo es que ha entrado nuevo personal y si como dicen, con sueldos de 30 mil pesos como el de Tinoco, nunca va a haber dinero suficiente para sostener el paso en la actividad cultural, de hecho, hace mucho que ni paso hay, lo último que pudimos ver fue algo en el pasado festival Revueltas y eso que el 90% ya lo había dejado arreglado El Churumbel. Para Ripley.
¿Es la que sigue meciendo la cuna? En lo que respecta al nuevo Museo de la Ciudad, que dicen será inaugurado a finales del mes de febrero, como sabemos, la señora Pilar Rincón, inició metiendo su cuchara en la obra de restauración… ¿o es remodelación? De la que fuera la casa del rico minero Pedro Escárzaga, cuando ella despachaba en la oficina de turismo municipal. Ya en esta nueva gestión del gobierno estatal, al no poder acomodarse en la Secretaría de Turismo del Estado, que es donde ella quería, de perdis logró le dieran la administración del flamante edificio que antes fuera el ICED y antes, la escuela-internado “Juana Villalobos”, ahora en ese pequeño feudo la inquieta Pilar quisiera seguir metiendo la mano en otras partes. Por los periódicos nos enteramos que anda acompañando al secretario de Turismo estatal, en su viaje por España, aunque no sabemos cuál sea realmente su función en ese viaje, intuiremos que es para traer españoles a Durango, para que hagan convenciones y de esa manera ella tener trabajo porque hasta ahora el magnífico espacio solamente se ha ocupado para hacer reuniones del gobierno del estado o para reuniones políticas. Volviendo al museo de la ciudad, señalamos que en mala hora se les ocurrió poner un elevador junto al mural del insigne pintor y escultor don Francisco Montoya de la Cruz, mismo que se encuentra en el cubo de la escalera principal del edificio, nada más inadecuado ya que tapa prácticamente a dicho mural y no permite apreciarlo en toda su magnitud, un error garrafal que hasta ahora pocos han apreciado, de hecho ningún medio lo ha comentado, lo mismo nos extraña que al arquitecto Aurelio Martínez, quién trae dicha obra, se le haya pasado por alto este error que viene a ensombrecer la restauración del edificio, algunos comentan que Pilar Rincón se amachó de esta adición, siguiendo el cuento de que no se hacía en el segundo patio, hoy espacio de estacionamiento, porque ahí estaba una palma Washingtona, que a decir del exgobernador Ismael Hernández, dicha planta había sido la única sobreviviente que quedaba de las originales llegadas a Durango a finales del siglo antepasado y que por eso se había escogido el cubo de la escalera para poner el elevador, se lo cuento como me lo contaron, bueno y a todo esto, la gente se pregunta: ¿Y el INAH, donde quedó? y nosotros contestamos: si se dio cuenta, ni caso hizo ya que esto no representa para su director ninguna entrada adicional de dinero… tal parece que para Pilar, el estar metida en su nueva encomienda le representa estar fuera de los reflectores que tanto le gustan, es por eso que ahora anda poniendo gorro al nuevo secretario de turismo al que tarde o temprano cansará.
Puede haber muchos, pero pocos realmente que se lo merezcan. Si realmente los jurados convocados por el ICED, para tomar la decisión cada año de nombrar el premio a la trayectoria cultural o emérito a ese reconocimiento que además contiene un cheque por cien mil pesos, lo que lo hace mucho más interesante ya que no únicamente es el reconocimiento social el que se hace. El ICED, en las diferentes ediciones de este premio, se ha ido por reconocer el mérito cultural a personas que ya gozan de alguna forma de él por su reconocida trayectoria sin ningún interés más que el de llevar el nombre de Durango a otros ámbitos culturales y artísticos, durante muchos años, como puede ser el caso de los hermanos Salas Ceniceros, que ya lo recibieron, sin embargo, no deja de levantar suspicacias entre la comunidad y eso es hasta cierto punto muy natural dado que la comunidad siempre se comporta de esa manera por existir muchos puntos de referencia. Al parecer se presenta una terna y de ahí sale el premiado. Esta última vez conocimos el caso de la autopropuesta, cosa que no se había dado, dicho caso fue el del arquitecto Fernando Andrade Cancino, que si yo hubiera estado de jurado, no lo había pensado dos veces para otorgárselo, sin embargo, ni fui jurado ni lo seré y las cosas son de otra manera. ¿Por qué hubiera tomado esa decisión?, nada más porque en Durango, en este momento no hay otra persona que tenga la trayectoria que Fernando tiene, sobre todo su papel como funcionario de cultura y no me refiero únicamente a su desempeño en la subdirección del ICED, donde demostró las tablas y sensibilidad que se requieren tener para ocupar dicho cargo, casi podríamos decir que su paso por el ICED dejó onda huella en la remodelación del teatro Victoria, la Fonoteca, el museo de Culturas Populares, la Casa de la Cultura de Mapimí y la de Durango, todo con las famosas mezclas de Conaculta y gobierno estatal, una obra editorial abundante y bien seleccionada que se realizó durante este tiempo. Lo anterior pues habla solamente de este periodo, pero Fernando Andrade, tiene mucho más, sobre todo sus años en Bellas Artes en la ciudad de México, en donde como funcionario hizo un papel importante durante el tiempo que ahí sirvió, en fin, podríamos hacer una larga lista de sus méritos en pro de la cultura, como artista plástico y como crítico en artes plásticas creo que también hay mucho que decir, desafortunadamente estamos en Durango, único lugar en donde el hombre como carne de hombre, en donde no podemos perdonar el éxito ajeno y mucho menos podemos despojarnos de los prejuicios hacia la vida ajena. Algún día será.
lamuelaperiodismo@hotmail.com es el correo para que Usted amable lector de esta columna semanal, entre en contacto con su servidor y me haga saber su opinión de los temas que aquí se abordan cada semana o bien si así lo desea, coménteme ampliamente algún señalamiento que desee se haga en este espacio. Durango, Dgo.-Enero 30
COTIZACIÓN AL ALZA
Un rosario de exposiciones sobre su figura (la última, en París) y el perenne interés del mercado por su obra sirven al autor para reflexionar sobre el poder de la pintura de Jean-Michel Basquiat
Antes de llegar hasta él hay que superar mucha retórica hueca porque se ha convertido en una leyenda, primero local y luego mundial. También es necesario hacer caso omiso de los alaridos de un puñado de marchantes oportunistas. De haberse presentado en la inauguración de la reciente exposición, celebrada en el que habría sido su 50º cumpleaños (murió a los 28 años), lo más seguro es que hubiera aparecido con varios días de retraso.
John Berger
Se conmemora el 50º aniversario del artista, muerto en 1988 a los 28 años
No obstante, cuando uno se encuentra cara a cara con lo que hizo Jean-Michel Basquiat sufre una revelación, como han podido comprobar los miles de parisienses que hicieron hasta una hora de cola a la intemperie para visitar la exposición del Museo de Arte Moderno de la ciudad. Los había de todas las edades, pero la mayoría eran jóvenes.
Afrontar su obra o verse asaltado por ella tiene poco que ver con la "alta cultura" o con los privilegios VIP. Sí guarda mucha relación con las mentiras (visuales, verbales y acústicas) que hoy en día se nos imponen a cada minuto. La revelación es precisamente esta: contemplar todas esas mentiras desarticuladas y deshechas.
El legendario currículo de Basquiat evoca parte de su experiencia existencial: un chico negro haitiano-puertorriqueño que vive en las calles de Nueva York, estampa su firma en las paredes y luego empieza a pintar cuadros que se exponen y se venden en todo el mundo a través de los marchantes, que se comportan como buitres; un chico que colabora durante un año con Warhol pintando de una forma atrevida y muy pura en los mismos lienzos; un chaval que durante una década produce miles de imágenes y luego muere de sobredosis. Esta biografía y las muchas fotos que tomaron de él evocan parte de lo que vivió, pero apenas nos dicen nada sobre el secreto de su arte o la forma que tiene de desenmascarar las mentiras que nos rodean.
Por lo general, cuando un hombre o una mujer quiere rebatir las falacias que le rodean, y con las que vive, lo hace con argumentos en busca de las verdades ocultas. James Baldwin o Angela Davies son ejemplos de un periodo anterior, pero ambos, al ser negros, lucharon contra algunas de esas mismas mentiras.
Basquiat eligió una estrategia distinta. Intuyó que hoy las verdades vitales y ocultas no se pueden describir con ninguno de los idiomas que se utilizan constantemente para promover mentiras: veía cualquier lengua oficial como un código para transmitir mensajes falsos. Su estrategia como pintor era desacreditar y romper esos códigos y dejar que entraran algunas verdades vibrantes, invisibles y clandestinas. Su táctica como pintor tiene que ver con algunas formas del rap y también guarda relación, aunque de forma distinta, con los empeños de Julian Assange y Wikileaks, en los que actúa a la manera de un saboteador. Como artista, Basquiat deletrea el mundo en un idioma que está deliberadamente -ontológicamente- roto.
Para aclarar lo anterior, pensemos por un momento en los ciegos (Basquiat tenía una vista muy afilada, pero la comparación puede sernos útil). Observen a una persona ciega transitando por algún sitio público: andando por la calle, cruzando la calle, subiendo por una escalera mecánica, viajando en un vagón de metro, bajándose al andén o subiendo unas escaleras. Los ciegos se mueven y sortean los obstáculos haciendo preguntas y recibiendo respuestas con todos los sentidos excepto la vista. Y a veces, sobre todo si van dos juntos, se mueven y se abren camino con más rapidez y eficacia que los que pueden ver.
Los ciegos reciben la información y las perspectivas que les ofrecen los sonidos, el aire, sus bocanadas y temperaturas, el roce de sus bastones, los pies y las manos. Para ellos, cada sentido tiene su propio lenguaje con el que reconoce y define lo que existe. Sin embargo, lo que distingue a los ciegos de los que pueden ver es que los primeros aceptan que una gran parte de lo que existe es indescriptible: familiar, reconstituyente, odioso o adorable, esencial, pero, no obstante, indescriptible por ser invisible.
Como pintor, al enfrentarse al mundo al que se tuvo que enfrentar, Basquiat era profundamente consciente, al igual que un ciego, de que una gran parte de lo real es indescriptible. Para él, su ansiado objetivo, la labor sagrada de pintar, consistía en sintonizar con lo invisible, de forma parecida a como un diagrama anatómico sintoniza con el funcionamiento invisible de un cuerpo vivo. ¿Y por qué quería hacerlo? Porque no se puede mentir sobre algo invisible.
Uno de sus autorretratos es una especie de diagrama de montaje para hacer que encajen una camisa, un par de brazos, dos rótulas, una calavera y unas botas. El espacio para él está muy presente; pero él, dentro de ese espacio, es invisible, y por tanto no puede ser capturado por ninguna mentira oficial ni ningún cliché.
Su cuadro titulado Dog and boy in a Johnnypump [Perro y niño en una boca de incendio] es una pantalla de salpicaduras que expresan la excitación, la furia y la diversión de un niño y un perro en un bochornoso día de verano en Brooklyn empapándose con chorros de agua fría de una boca de incendio. Aunque ni el perro ni el niño son identificables o descriptibles. Eso no significa que se muestren evasivos: solo significa que son libres y que ninguna mentira los puede definir.
¿Cómo ponía en práctica su estrategia? ¿Cómo procedía en el plano visual o gráfico? Inventó su propio alfabeto visual, que estaba formado no por 26 signos, sino por centenares de ellos. Incluían el alfabeto romano, números, signos geométricos, emblemas de pintadas, logos, símbolos de mapas, pictogramas, esquemas, diagramas y dibujos, y con todos ellos deletreaba el mundo. A menudo los signos se reafirman entre sí. Así, las cuatro letras del alfabeto romano NOSE se encuentran junto a un dibujo de una protuberancia con dos agujeros. Y las tres letras PAW se encuentran en el reverso de una mano izquierda.
Con este alfabeto de hip-hop, vivo, divertido, furioso y extremadamente diverso deletrea lo que ha visto suceder a su alrededor o en su interior. A todo le da un nombre que no pertenece a ningún idioma oficial y es impronunciable en ellos. Y los acontecimientos responden a su nombre; hay un reconocimiento mutuo por ambas partes, todo ello visual y gráfico. Pero, al mismo tiempo, los acontecimientos en sí -diferenciados de sus nombres -permanecen invisibles. Por tanto, no puede atraparlos ninguna mentira ni ningún idioma oficial: son libres. De hecho, son una demostración ejemplar de la libertad, una instigación a la libertad.
En conclusión, cada figura o animal u objeto pintado e imaginado por Jean-Michel Basquiat ha pedido prestada a la muerte una camiseta para volverse inabarcable (imposible de arrestar), invisible y libre. De ahí, la euforia.
Las siete letras MANDIES [hombre muere, en inglés] (repetidas en muchos de sus últimos cuadros) aparecen en varios lienzos junto a la garra de un cuervo. De ahí, también, la inmensa soledad de Basquiat.
John Berger es escritor y crítico e historiador de arte. Traducción de News Clips. (El País, 31/I/2011)
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